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La Beca V
Cuarto año (10mo grado)

Décimo grado; termina la etapa de la enseñanza básica y comienza el pre-universitario. Empiezo narrando un lindo momento que vivimos en el curso anterior: la visita del equipo peruano de voleibol femenino, bronce olímpico en esos momentos. Se coordinó un encuentro en la escuela con nuestro equipo nacional, que ya despuntaba como las Espectaculares Morenas del Caribe, y fuimos seleccionados un grupo de estudiantes que disfrutamos del juego y después compartimos con las integrantes de ambos equipos (yo quería el autógrafo de una peruana muy bonita, pero no logré acercarme a ella porque muchos luchábamos por el mismo objetivo; en estos momentos no recuerdo su nombre, pero linda SI era.

Este curso fue un tanto atípico porque por primera vez ingresaron estudiantes en el décimo grado, y entre ellos matriculó Beatriz, una cienfueguera que resultó ser mi amor de esos tres años, les había hablado de mi primera novia(Yamilka), de la primera oficial(Magda), pero Beatriz se quedó así: como amor imposible.
Otra vez éramos los de abajo en la unidad de estudio, por encima 11 y 12 grados y en ocasiones tuvimos que irnos a las manos con alguno que intentaba "ponernos el pie”, como se dice en cubano.
Este año reabrieron las piscinas, pero sin baños nocturnos. También organizamos las primeras escapadas por la parte de atrás de la escuela para ir a una cervecería (con el objetivo fundamental de imitar a los más grandes), ahí estábamos Juan, César, Orlando, Félix, Fran (este no era de Sagua), había otros, pero no recuerdo. Allí encontrábamos profesores, de algunos teníamos que escondernos, pero con otros podíamos compartir. Organizamos la manera de entregar a las muchachas la ropa sucia por la noche (la camisa de uniforme fundamentalmente), que después ellas nos llevaban a la puerta del albergue al otro día temprano.
En ese año comenzaron a despuntar las vocaciones en cada uno, todavía no sé como algunos escogieron la medicina, y son muy buenos médicos especialistas en la actualidad, porque tuvimos una profesora de Biología muy pesada y bruta, pero dicen que el destino es el destino. Con esa vocación ya comenzamos a preocuparnos por los promedios académicos, que serían los que darían las posibilidades para la carrera escogida.
A unos kilómetros (2 ó 3) funcionaba la fábrica textil "Desembarco del Granma” y ese año se notó un tanto la sequía, por eso se distribuía el agua para la escuela y la textilera, entonces el agua la ponían y quitaban por un plan y a la hora del baño no podíamos quedarnos en la "bobería” como se dice, porque se iba el agua. Esta situación provocó que las piscinas fueran vaciadas de nuevo. A pesar de eso organizamos unos pequeños torneos de baloncesto con equipos de tres, nosotros le llamamos "piñas” y ahí descubrí mis posibilidades (a pesar de no ser un joven alto) en ese deporte, aunque continué entrenando oficialmente el ajedrez. Las "piñas” se jugaban bien fuertes y aparecieron mis primeros esguinces de tobillo. Aunque no todos los de mi grupo participábamos en esos juegos, otros preferían el fisiculturismo con aparatos de hierro inventados por nosotros mismos y escondidos en un closet del baño.
Se me paso un detalle desde el primer año: las madres de Sagua organizaron un equipo de limpieza que todos los miércoles después de las seis de la tarde alquilaba una guagua para ir a la escuela a limpiar el área docente y los albergues, también nos llevaban algo de comer que compartíamos entre todos; eso duró hasta este curso en el que nos encontramos ahora.
En el albergue ocurrían dos cosas interesantes todos los días (aparte de lo normal que pudiera pasar en un local donde conviven 60 estudiantes). Cada noche, después que ya prácticamente todos dormíamos, Juan Pérez comenzaba a rascarse los dedos de los pies y hacía un ruido que terminaba con el lanzamiento por parte de alguien de un zapato, una almohada, o cualquier cosa, hasta lograr que parara, eso noche por noche; pero todas las mañanas, 30 minutos antes de que se escuchara la diana para el "de pié”, es decir 5:30 a.m. Juan Carlos comenzaba a calentar sus músculos para hacer planchas, abdominales, paralelas entre dos taquillas, en fin nos despertaba a todos y después de las protestas prometía no volverlo a hacer (pero siempre incumplía porque era un amante de ese tipo de ejercicios)

Visiones: 690 | Ha añadido: OmarMG | Ranking: 0.0/0
Total de comentarios: 4
4 Ingrid  
0
Gracias Omar por compartir esas experiencias con nosotros!... Preciosa la vida de estudiantes... Un beso!

3 Estela  
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Omar... Has visto que bonito es ir recordando la propia vida, escribiendo sobre ella? Uno recuerda cosas que creía olvidadas.

Tus capítulos son preciosos, y como vas viendo todos estamos ansiosos por que sigas contándonos. Tus descripciones son geniales! Es como si pasara la película delante de los ojos.

Besos gigantes.


2 CELESTE  
0
La Beca IV y V relatos llenos de anecdota, es el armar y rearmar la vida con todos sus pasajes, me encanta tu forma de contarlo y espero seguir leyendo muchos capitulos mas, gracias por compartirnos de tan buena manera tu historia de vida, un beso Celestisimo

1 Dadodebaja5  
0
Jajaja vaya pájaro que estás hecho, Omar. Menudo libro es ya tu vida. Yamilka, Magda, Beatriz... macho, pero si no tenías tiempo de vestirte... jajaja.
Un abrazo, amigo.
Buen tema para publicar en la revista digital MiNatura.

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