ORBEX "Porque el tiempo se dirige hacia la muerte. Esto no puede ser separado, como lo ha expresado ya Heidegger y otros antes que él. El tiempo va dirigido hacia la muerte, es sólo el camino hacia la desaparición. El tiempo en su aceleración provoca también la aceleración de la muerte, su llegada y con ello el punto temporal del fin como del desaparecer.” Paul Virilo. * Estaba agobiado. La fatiga le había invadido sin que la llamara, pero un científico como era, sabía que ella respondía a una terrible causa, era fruto de la tecnología. El apresuramiento que el hombre deseó conquistar, había llegado por fin. Todo era más rápido. El avión, las naves, el tren, el bus, los automóviles, las comunicaciones alcanzaron una velocidad que empequeñecieron las distancias…y el tiempo. La Tierra se hizo tan chica…Desaparecieron las fronteras…las nacionalidades. Hoy somos todos ciudadanos del mundo. Una explosión en las antípodas expande la muerte hasta el lugar donde me encuentro. El hombre con su cabeza sumergida en la informática, recorre el mundo en un instante. Un pequeño lapso alcanza para enterarse de lo sucedido en cualquier lugar y en todo el mundo. Las nuevas culturas no traen soluciones para la reducción del espacio, en consecuencia, para la escasez de los elementos vitales. Sin espacio ¿dónde hallar el oxígeno necesario para respirar? Disminuyen las distancias y el tiempo se acelera, y con él, el final. Porque el tiempo nos lleva a la muerte. Tiempo y muerte caminan de la mano hacia la desaparición. Como producto de la tecnología ¿sucederá el fin de la humanidad? como pronostican algunos filósofos. ¿Nacerá una nueva edad sin el hombre? Un científico tan preciado de si mismo, no podía nunca aceptar esta conclusión. Si bien era evidente que la falta de espacio y la aceleración del tiempo acabarían con la vida humana en la tierra, era necesario utilizando la propia aceleración, buscar la solución para la supervivencia del género. Los caminos de la informática estaban presentes. El invento de la traslatio-homi no tardó en concretarse. La imagen de un individuo podía trasladarse a cualquier lugar de la tierra ¿y por qué no del cosmos? Desarrollando los principios del correo electrónico para ubicar en cualquier rincón terrestre un mensaje, se logró el traslado de la figura humana. * -¡Ernesto! Logré llevarte a un planeta muy lejano hijo de distinto sol ¿puedes escucharme? -Puedo oírlo perfectamente. -¿Sabes donde estás? -En Orbex profesor. -No tenemos mucho tiempo ¿cómo es el lugar? -¡Deslumbrante! El cielo diáfano, sin nubes ni contaminaciones, de un celeste único, desconocido. El sol un poco más grande que el de la Tierra brinda más luz y calor. A mis pies corre una cañada. El agua es límpida, invisible, diría que la advierto por la frescura que me trasmite su contacto. A los costados una vegetación luce el fuerte verdor de hojas de gran tamaño y no puedo explicar la dimensión de las flores y su color rojo tan intenso. Todo es tan brillante como si hubiera recibido un baño de barniz. La brisa perezosa apenas si puede proporcionar un tenue balanceo a las enormes masas. Es todo tan lento que parece que el tiempo no transcurriera. -¿Hay rastros de vida animal? ¿De presencia humana? -Se ven senderos hechos por el paso de manadas. No hay viviendas. Ni siquiera vestigios de alguna presencia de hombres. Los bosques se ven tan compactos, las aguas tan transparentes y el cielo tan límpido…Escucho las voces de los animales en los montes y las selvas. Rugidos de ataque y bramidos lastimeros en la lucha natural por la supervivencia…Un intenso aroma silvestre, que me es extraño, descansa sobre este lugar. -Se acaba el tiempo. Debes regresar. Después no podré… -Acá la vida recién comienza. Creo que seré yo quien iniciará el ciclo. He decidido quedarme…Sólo le pido… -Te complaceré. -Mándeme mi compañera. Nelson
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