... Era la puerta del cielo; era bello, deslumbrante, asombroso, con destellos, resplandor emocionante. Ante tal belleza dada, mi alma ya no sabía si candor era del día, o del sol era bajada. A mi alma embelesaba con los colores tan bellos: luz de cobre anaranjada con destellos de pomelo. ...Y yo ví, dentro de mí, cuando miras al Poniente, sientes que allí quieres ir ,absorto, al cielo luciente.
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