Soy la voz que viene a ti, noche a noche a llamarte; no puedo autonombrarme conciencia, no. Ni yo sé si lo soy. Y en todo caso sería muy falto de humildad sentirme o asumir que soy eso.
Ahora, entre el murmullo de la oscuridad, siente, respira, vibra con lo que llega a ti; es una oportunidad entre miles.
Ponte de pie, camina despacio hacia tu balcón mira hasta donde te alcance la vista, deja que la suave brisa mueva tu cabello y te llene de su pureza.
Cierra los ojos, trasládate a la orilla de ese mar profundo espejo en el que se refleja la dulce luna, siéntate en la arena donde las olas mojen mucho más que tus pies. Pide tus deseos, el mar los traerá a ti.
Ahora vuelve en el silencio. ¡Sé que me escuchas!
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Tomando en cuenta que no es la conciencia, debo aceptar que conoce muy bien a la persona, solo una alma gemela puede hablar así y entender por completo los deseos que se tengan, muy feliz de compartir nuevamente, A.
Hermoso llamado. No dejar que las bellezas naturales pasen desapercibidas, ocultas por aspiraciones materiales. Ellas serán las que cumplirán los puros deseos del corazón. Bellamente escrito, además.