Se despertó sobresaltada… Algo muy extraño le ocurría; no pudo identificar lo que sentía en el físico, muy raro… una opresión en el pecho sin llegar a ser dolor… pero continua y asfixiante. El silencio de la noche era total, y en la soledad del cuarto se sintió casi atemporal.
Prendió la luz del velador e intentó tomar el celular para llamar a alguien y no pudo… Lo tocó y lo volvió a soltar. Por segundos no supo qué hacer. Entonces pensó que iba a morir y una laxitud tremenda se apoderó de ella sin darle ni tiempo de pensar otra cosa. Se hundía lentamente, no tenía fuerzas… No sentía miedo… Se durmió?...
Pasaron las horas y despertó al amanecer sin entender nada. Recordaba muy bien el hecho, pero nada más. Se sentó lentamente en la cama, y mirando a través de la ventana abierta, agradeció el amanecer del nuevo día, aún confundida, pero feliz de la realidad que la rodeaba.
No pudo comprender cabalmente la experiencia de la noche, no supo qué pasó. Pero, ocurrió…
Ma. Ingrid …10 setiembre… 2010
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