Los recuerdos avanzan en la noche serena excitando la mente, que navega impaciente rastreando el regocijo que aleje alguna pena que brinde presto al alma, un aire diferente.
Regresa la lejana, infantil cantilena, pantalones cortitos, sacuden el ambiente, un desorden rodea, la cálida colmena y expande una dulzura que embriaga lentamente.
Se olvidan los inmensos, cansados arenales, que los pies caminaron, con cruel padecimiento buscando una profunda distancia de los males.
Concurre el optimismo, veloz, en sumo aumento para dar a la vida sabores sustanciales, eclipsar la amargura, animar el momento.
Nelson.
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